Entre las abundantes riquezas naturales que se pueden encontrar en América Latina, despunta, por su rareza y originalidad, el cacao fino y de aroma, el más selecto que se ofrece en los mercados internacionales y que los paladares más exigentes pueden degustar.
Actualmente la región es responsable del 80% de la producción global de este tipo de cacao y, teniendo en cuenta que 9 de cada 10 negocios cacaoteros están en manos de pequeños productores, estamos ante una oportunidad para impulsar modelos de desarrollo sostenible que promuevan el comercio inclusivo, buenas prácticas de producción agroforestal, y que aporten innovación para diversificar la oferta del cacao en la industria alimenticia, cosmética y fitofarmacéutica.
En este escenario nace, de la mano de CAF, la Iniciativa Latinoamericana del Cacao (ILAC), que integrará a los principales productores latinoamericanos de cacao fino y de aroma para impulsar la competitividad, fomentar los negocios verdes sostenibles y promover a una estrategia regional de desarrollo de este emblemático producto en los mercados nacionales e internacionales.
La iniciativa, que en su primera etapa está integrada por México, Panamá, República Dominicana, Colombia, Ecuador, Perú, Brasil, Costa Rica y Bolivia, también espera mejorar la gestión, administración y estructuras de las organizaciones de pequeños productores. Estas mejoras deberán, a su vez, facilitar el acceso a nuevas líneas de financiamiento, identificar productos con valor agregado que se pueden realizar en la industria y promover las mejores prácticas ambientales en el sector del cacao.
«La producción de cacao promueve directa e indirectamente la inclusión económica y la mejora en los condiciones de vida de más de 3 millones de personas. Con esta iniciativa pretendemos convertir al cacao en un elemento integrador y catalizador de oportunidades de intercambio de conocimientos, tradiciones, culturas, identidades y experiencias en la región de las poblaciones productoras», asegura Ligia Castro, directora de Ambiente y Cambio Climático en CAF.
Castro agrega que el proyecto, que apunta a cerrar las brechas productivas de conocimiento y tecnología, favorecerá la entrada del cacao latinoamericano en mercados que privilegian el biocomercio y la oferta de calidad. Además, ofrecerá una oportunidad para apoyar a los países de la región en el desarrollo de un mercado de cacao prime que pueda, por sus características únicas en términos de sabor y olor, ser comercializados fuera del mercado de las materias primas con valores superiores al cacao del tipo bulk.
De todas formas, la región presenta una serie de desafíos para que estas proyecciones se conviertan en realidad. Entre los principales destacan los siguientes:
- Mejorar los ingresos de los productores a través de buenas prácticas agrícolas y ambientales para que se materialicen oportunidades integrales en el desarrollo del sistema agroforestal.
- Desarrollar mercados nacionales y mejorar las condiciones de acceso a mercados internacionales.
- La investigación científica aplicada a la diversificación y valor agregado de la oferta, promoviendo nuevas aplicaciones del cacao para fines cosméticos, farmacéuticos, industriales y alimenticios.
- La aplicación de prácticas éticas de biocomercio, agregando valor a la reputación y calidad de la oferta regional.
- El acceso a financiamiento oportuno y adecuado.
- Normativas modernas que faciliten el cumplimiento de reglamentaciones internaciones, la investigación científica aplicada y la competitividad.
El prometedor mercado del cacao fino
Actualmente, una tonelada de cacao bulk tiene un valor promedio de entre 3,100 y 3,500 dólares por tonelada. En cuanto al cacao fino y de aroma, nativo de América Latina, el precio puede oscilar entre 3,500 y 10,000 dólares por tonelada. Estos valores demuestran el potencial de los negocios sostenibles enmarcados en esta denominación de cacao.
Adicionalmente, el mercado del cacao convencional también ha experimentado un gran dinamismo en los últimos años. Entre 2014 y 2015 la producción mundial de cacao fue de 4,192 millones de toneladas; el 72% lo produjo África, el 18%, América Latina y el 10% Asia y Oceanía.
Teniendo en cuenta que entre el 80% y 90% de la producción mundial de cacao se sustenta en actividades familiares de baja escala, la región está ante la oportunidad de solventar una doble encrucijada: estimular la economía al tiempo que promueve actividades empresariales que generen un bien a partir del uso sostenible de la biodiversidad nativa de los países.
En este sentido, la ILAC también está llamada a estimular una nueva generación de negocios verdes capaces de contribuir a la agenda de desarrollo sostenible de la región, bajo buenas prácticas ambientales, sociales y económicas.
Fuente: www.caf.com